“No hemos hecho una lámpara, hemos hecho un techo”. Con estas palabras presenta Miguel Arruda su trabajo para Slamp: un sistema componible que tiene su origen en la simbología de una escultura suya de 1980, reinterpretada por el equipo de I+D de Slamp hasta transformarla en una poesía de encastres y pliegues que ha permitido llegar hasta Nuvem: un módulo de aproximadamente 1 m2 (de sección hexagonal) que se puede componer hasta el infinito creando paisajes interminables que fluctúan en el espacio, iluminados por focos con luz bidireccional con enganche GU10. Los módulos y los focos, disponibles en blanco y en velvet, pueden conformar una estructura monocromática o mezclarse entre sí para lograr diseños más llamativos.
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Los elementos hexagonales de un metro cuadrado se unen entre sí mediante un sencillísimo sistema de conexiones manuales, expandiéndose en todas direcciones, para personalizar los ambientes con diseños siempre diferentes y añadir una fuerte connotación artística a viviendas privadas y a espacios públicos.
Además de la regulación de los cables hasta 6 metros, Nuvem ofrece la posibilidad de modular el diseño del objeto, una vez suspendido, mediante el sistema push and pull situado directamente bajo el módulo decorativo. Tirando o soltando cada cable, la lámpara se mueve, encogiéndose o estirándose, para dar vida a un «techo» fluctuante.
El sistema luminoso de Nuvem se compone de una serie de focos con emisión bidireccional (uno por cada m2), que pueden colocarse por debajo del módulo decorativo, pasándolos por los orificios de la composición, o por encima de la estructura. En caso de necesidades especiales para la composición, es posible adquirir focos adicionales por separado.
Ligera y libre como una nube, Nuvem va más allá de la simple iluminación tradicional: su agilidad anatómica le permite enfatizar los elementos arquitectónicos, transformándose de «techo» en decoración, bajando por las paredes para eliminar todos los límites entre cielo y tierra de la estancia.